Francia es en la actualidad el mejor equipo del mundo, es vox populi. Omeyer, Karabatic, Narcisse y Fernandez son los héroes, "les experts" como los conocen en su país. La trascendencia del equipo es tal que es considerado el equipo mas importante del país, por sobre la selección de fútbol y la de rugby (esto no quiere decir que ganen mas dinero, hablo de la trascendencia).
Sin embargo lo que no muchos saben es que Francia no es de los países "históricos" o clásicos del handball, como si lo es por ejemplo Alemania. A fines de los 80 y principios de los 90 la Federación Francesa de Handball elaboró, planificó y llevó acabo un plan con el objetivo de tener un equipo nacional fuerte y que trascienda.
Una de las primeras medidas fue subordinar completamente los clubes a la selección, de esta forma los jugadores convocados entrenaban mas tiempo con la selección que en su club pese a que éstos pagaban su salario. Todo en perfecta armonía, concientes de que el proyecto nacional valía la pena. Otra medida adoptada fue que si en un equipo se encontraban dos jugadores de la selección en el mismo puesto, uno debía pasar a otro club. Por ejemplo cuando en Argentina estuvo el legendario Luján y todos jugábamos por el segundo puesto, hubieran obligado a ir a uno de los Canzoniero a otro club, a uno de los Viscovich, etc. El objetivo por supuesto es fortalecer la competencia, no tiene sentido tener a dos arqueros de selección compartiendo el arco si pueden atajar en clubes diferentes. Por supuesto que eso hoy en día quedó de lado y los clubes intentan reforzarse con lo mejor que pueden, pero en aquel momento la medida surtió efecto.
Desde el banco la revolución francesa era comandada por el genial Daniel Constantini, artífice de los primeros éxitos y su asistente, no casualmente, Claude Onestá. Desde adentro de la cancha mandaba Jackson Richardson, el legendario "Mister Jack".
Este ambicioso plan dio sus frutos muy temprano, Francia ganó su primer mundial en Islandia 95 ante la jóven Crocia (recientemente separada de Yugoslavia). Aquel equipo contaba con Richardson, el arquero Bruno Martini, los extremos Joli y Anquetyl y un lateral derecho formidable como Stephan Stoecklin.
Luego los franceses tuvieron su mundial en casa, en el 2001. Tuvo un susto ante Serbia en cuartos de final, donde ganó sobre la hora con un caderazo mágico de Richardson. La recordada final ante Suecia con aquel gol impresionante de Gregory Anquetyl para mandar el partido a tiempo suplementario, la vuelta de Patrick Cazal luego de su esguince para coronar a "Les Bleus" por segunda vez. En aquel mundial hacían su presentación los hermanos Gille y Narcisse.
El resto es historia más moderna, llegó Karabatic, se afianzó Omeyer y Narcisse, se acopló Jerome Fernandez, una generación de extremos increíbles como Abaló y Guigou y un pivote impresionante como Gille para ganar todo.
stefan y patrick, dos laterales derechos que no se volveran a ver en la historia de este deporte...
ResponderEliminarVamos a esperar q crezca un poco Barachet, su pase al Ciudad Real seguramente lo hará evolucionar mucho. Igualmente aquellos dos talentosos serán irrepetibles.
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