Lo peor que podía pasarle a Argentina desde que conoció los rivales de este mundial, era llegar al último partido sin estar clasificada y tener que vencer a Dinamarca para pasar de ronda. Con esa premisa, debió salir a jugarle a una de las potencias europeas.
Dinamarca llegaba a este partido clasificada en el primer lugar del grupo, lo cual llevaba a pensar que iban a jugar a "media máquina" o con suplentes. Nada de eso sucedió y los daneses se llevaron el partido por una contundente goleada 40-18. Una verdadera paliza y lección.
La gran clave del partido estuvo en que los europeos supieron aprovechar al máximo los errores de Argentina en ofensiva y nos mataron con los contragolpes. El partido arrancó cuesta arriba desde el comienzo con un 5-0 que marcó la tendencia de lo que sería el juego. A nuestro seleccionado le costó durante todo el torneo correr con el resultado desde atrás y hoy no fue la excepción. Lo más cerca del marcador estuvo en el 2-5 inicial, después fue un monólogo de los daneses.
Poco pudieron hacer desde el armado Juani Cantore (goleador con 4 tantos) y Agustín Robert desde el pivot. Cómo sucedió con Grecia, los chicos se quedaron sin alternativas en ataque y buscaban filtrar pases al pivot que poco rédito nos dieron. Fue una espada de doble filo ya que desde ese tipo de jugadas salieron los contragolpes que terminaron de sellar el 22-10 de la primera etapa.
En el segundo tiempo nada cambió y Milano optó por rotar y darle minutos a todo el plantel. El resultado final fue de 40-18 y nuestra selección jugará con Serbia el domingo por el 17º a 21º ubicación, el peor resultado desde el mundial del 2001. Sin tiempo para lamentos, los chicos deberán reponerse para tratar de terminar de la mejor manera un mundial que ha sido muy parejo.
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